Quien más me ha querido en el mundo, llegó a mí de una forma muy particular, cómo no podía ser de otra manera.
Resulta que Tuve un perro que me regalaron cuando cumplí 9 años, y lo tuve hasta que se hizo muy viejo, en el año 2004 falleció, Peluche, ya tenía poco más de 9 años y pues yo 18. Peluche era muy cabrón, en lo particular a mi no me gusta amarrar o encerrar a los perros, así que Peluche sabía andar por la calle y se quedaba siempre en el garage y se iba y regresaba cuando se le antojaba. Y cuando andaba de cabrón se perdía de 2 a 3 días hasta que regresaba todo cansado y ojeroso.
Peluche era el rey del barrio, todas las perritas andaban tras de él y pocas se le resistían. De raza maltes, color beige y con unos dientes de vampiro, su peculiar atractivo era inigualable. Todas, pero todas pasaron por él, hasta la chihuahua de la vecina..que los encontró en pleno agarrón, por lo que peluche escapó antes de que morir echando pata.
Así como era de cabrón, al igual que a Tiger Woods, su obsesión acabó con él, resulta que ya estaba muy viejo para mantener tanta acción, así que en una última "cruzada" Peluche se debilitó tanto que poco a poco se le fueron consumiendo las fuerzas, pero pues vivió bien y lo disfrutó mucho.
Para esto, Peluche había dejado descendencia y obviamente, ya teníamos a un perro de su linage, Bamban-mi mamá le pone los nombres...-pero el Bambán es otro pedo, heredó de su padre la misma obsesión y el mismo gusto por perderse varios días cuando anda filoso, y regresar ya cuando está todo "deslechado".
Cuando aún teníamos a Peluche y Bambán, una noche, una señora tocó a la puerta, resulta que traía una caja llena de perritos. La Señora, -vecina de 3 o 4 casas atrás, decía que todos esos eran hijos de Peluche, y como eran muchos, teníamos que encargarnos de uno.
Y así fue, mi madre eligió uno al que llamó Towie, la particularidad de estos cachorros, es que la perrita con la que se cruzó peluche era una maltes negra y mini, por lo que los cachorros eran muy pequeños y pues no crecerían mucho.
Para desgracia de todos, el Towie, no vivió mucho tiempo, murió poco antes de los 6 meses, le lloramos muchísimo, al menos yo le lloré hasta quedarme dormido.
Después murió Peluche y solo nos quedamos con Bambán. Peluche falleció en abril de 2004, meses después, volvieron a llamar a la puerta, nuevamente era la señora que había traído perritos una vez. Esta vez se volvió a presentar con unos cachorros, pero en esta ocasión estaba inmersa en llanto. La madre de los nuevos Cachorros, había sido atropellada y dejó a los cachorros aún muy pequeños y sin madre y pues el Padre, Peluche ya también había muerto, así que eran huérfanos.
Aceptamos quedarnos con uno, al que nos tocó alimentar desde bebé, darle biberón y así. También era negro y muy pequeño, mi mamá dijo que "solo lo iba a querer si salía con los dientes como Peluche" y pues con el tiempo se cumplió su deseo, al final ella lo llamó Simi-porque según ella parecía un simio-, pero siempre lo llamé Pacho.
Y pues ya eran 2 perros, Bambán y Pacho, hermanos, del mismo padre, Peluche, pero de distintas madres, por lo que Bambán es más grande y beige y el Pacho color negro y mini.
Mis hermanos son unos culeros irresponsables, por lo que yo soy el único que se ocupa y preocupa por los perros, talvéz esa es la razón por la que me quieren tanto.
Pero nunca nadie me ha querido tanto, como lo ha hecho el Pacho.
Yo lo enseñé a bajar las escaleras, ya que con sus cortas patas le resulta muy complicado subir escalones y dar saltos grandes le daba terror si quiera pensar en bajar un escalón, así que a base de empujones lo fui animando hasta que aprendió.
Después de eso cada vez que lograba colarse dentro de la casa subía los escalones y me iba a buscar a mi cuarto, no faltaban las mañanas de los sábados en que me encontraba profundamente dormido y era despertado de pronto por la inesperada lamida del Pacho, que alcanzaba mi mano para decirme buenos días, con su lengua. Y como no lograba despertarme no le quedaba más remedio que acompañarme a dormir, él debajo de la cama.
Y así lo hacía siempre, cuando íbamos al rancho a casa de mis abuelos, yo dormía en el mueble en la sala y él junto a mí, siempre fiel en la alfombra, cuidándome.
A pesar de su corta estatura y su endeble figura, corage nunca le faltó y era capaz de salir corriendo y ladrando a espantar a los perros intrusos que se asomaban al patio; yo tenía que salir detrás de él para que no lo fueran a atacar, ya que de un bocado se lo podrían tragar.
Tenía unas manías muy raras, le gustaba mucho el agua, se peleaba con ella, le gustaba meterse a los charcos y enladorse todo, le ladraba al chorro del agua que tiraba la manguera, por eso siempre que lavaba los carros ahí estaba junto a mí, ladrando y mojándose, para que al final lo bañara a él también.
Jugar con él era de lo más sencillo, tan solo me movía de un lado hacia otro y el solo corría alrededor de todo el patio y después se detenía como esperando mi siguiente movimiento, y él hacía como que no veía, pero estaba listo para volver a salir corriendo. Me mordía cuando lo sujetaba, lo hacía llorar y me mordía jugando.
Otra cosa que le gustaba hacer, era morder los pequeños mangos verdes que caían al patio. Cuando veía que caían, iba corriendo tras de ellos y cuando los alcanzaba, los mordía de lado y los tronaba y ya los dejaba en paz.
Cuando llovía, no importaba la hora de la madrugada que fuera, yo despertaba por instinto "maternal" o lo que sea, pero corría hacia el patio a buscar al Pacho para meterlo y resguardarlo de la lluvia. No hubo ningún día que se me pasara protegerlo de la lluvia. Solo abría la puerta del cuarto de lavado y el pacho salía de su escondite y entraba corriendo y ahí lo dejaba dormido.
En una ocasión me fui de viaje al DF, estuve 2 semanas fuera, me cuenta mi papá, que el Pacho se lograba colar dentro de la casa, después de buscarme en mi cuarto y no encontrarme por toda la casa, se plantaba frente a la puerta principal y ahí se quedaba esperando, esperándome a que volviera y ahí se estaba todo el día.
En algunas temporadas, lo dejaba en casa de mis abuelos, en el rancho, para que disfrutara del verde pasto y tuviera mucho espacio para correr. Pero después de un tiempo, al parecer, me extrañaba, me cuenta mi abuela que se quedaba mirando hacia la entrada y en algunas ocasiones se salía y se ponía a aullar y ladrar. Cuando pasaba eso tenía que ir por él, para que no estuviera triste.
Una de las cosas que más me preocupaba al dejar México, y venir para acá, eran mis perros, saber que yo soy quien más se ocupa de ellos, no me animaba mucho, y saber lo mucho que me extrañaría el Pacho, también era algo preocupante. Por eso siempre que hablo con mis papás, lo primero que les pregunto es cómo están los perros, que los cuiden y que los quieran.
Ayer hablando con mi hermano, lo primero que me dijo fue que estaba cavando la tumba del Pacho, junto a la de Peluche. Porque lo había encontrado en la mañana sin vida, ya dormido donde acostumbraba echarse.
No estaba enfermo ni nada, mi hermano lo encontró ya que salió a darle de comer y vio que la comida estaba tal cual la había dejado, entonces lo buscó, y lo encontró "dormido".
3 días antes de enterarme de la noticia, había tenido un sueño, con él...estaba muy claro..estábamos jugando en el pasto.
ResponderEliminarLo extrañaba, me extrañaba..lo extrañaré..siempre
u.u
ResponderEliminarwaa qué triste
pobrecito Pacho
espero que estés bien
y ánimo
sé lo que se siente perder a una mascota, lo más triste en tu caso es que no estuviste con él... pero si lo soñaste es que algo te habrá querido decir no?
Si leo.
ResponderEliminarTe amo, por que quiero por que puedo y por que escribes de mass de bien c: