5.7.11

Sufrí como VIktor Frankl


Hoy sufrí como Viktor Frankl

Odio que llueva en DF, mientras esté yo aquí claro…cuando no esté que se inunde que venga un tsunami y lo arrase, pero mientras yo esté viviendo en esta gran jungla urbana que no caiga ni una gota.

Toda esta semana ha estado lloviendo, pero es una lluvia muy ligera, el famoso “chipi chipi” que no cesa, constante, solo trae problemas: la ropa que se lava no se seca, te mojas mientras vas en la calle, hace más frío, pero sobre todo lo siguiente:


El metro,
En tiempo de lluvia se convierte en uno de esos trenes Nazis con destino a los campos de concentración. Los vagones escupen gente y hordas de plebeyos esperándolos quieren entrar a base de empujones, repegones y alguna que otra técnica de slam finalmente logran hacerlo. Una vez dentro también demuestran su destreza para mantener el equilibrio y poder respirar entre tanto humano e infrahumano. Lo peor viene una vez dentro, desde ir parado siendo el Sandwich de otros 8 más pasajeros, ir repegando o que te repeguen, ser empujado por los que tratan de entrar, casi caerte cuando el metro arranca, ir sobaqueado por el que viene detrás de ti y luego…querer salir se convierte en otra gran proesa digna de concurso de SE VALE!

Hoy 30 de junio, en especial odié estar aquí.

Los días de lluvia la ciudad se vuelve un caos, por lo cual hay que llegar lo más pronto al Bus para poder llegar “a tiempo” a pesar del tráfico y embotellamientos que se hacen por la lluvia. Para lograrlo salí a prisa y total que llegué 7.35 al bus y a las 7.40 ya estaba saliendo rumbo al metro. A mitad del recorrido me percaté que había olvidado la cartera, por salir a prisa y por no olvidar el paraguas.
Llegué al metro a las 8.30 una hora decente –ya que  en días normales hago 10 minutos a la estación en la que bajo para ir a la oficina- pero hoy no es un día decente, hoy es un día de lluvia donde todo empeora, se complica y recrudece.

El metro llegó petadísimo, apenas y me pude meter-creo que ni siquiera tenía la intención de entrar- me metieron a base de empujones, total  que como pude me acomodé y me mantuve cerca de la entrada, para poder salir cuando fuese necesario-cual técnica de Bourne-. Debido a la gente que desbordaba de los vagones, las puertas del metro no cerraban, lo que provocaba retrasos al continuar su marcha, ya que solo se empieza a mover cuando esta todo cerrado, “pa’ que no se caiga algún paisano”-luego los cobran como nuevos..

Pues llegué 3 minutos tarde al trabajo –y justo hoy que es el primer día en que empiezo a checar la hora de entrada- pff bye a mi bono de puntualidad. Una vez en la oficina, recordando que no traía la cartera, empecé a buscar dinero en mi portafolio, junté la modesta cantidad de $20 pesitos, ni el salario mínimo, pero bueno lo necesario para poder ir a la entrevista de trabajo que tenía programada para el día de hoy y para después volver a mi casa; pero no era suficiente para cubrir los gastos antes mencionados y además  comprar algo de comer o beber. Por lo cual estaba destinado a sufrir hambre, ya que por la misma prisa con la que salí de casa, tampoco recordé llevar algún refrigerio como mis barras de granola Quaker.

Lo que realmente me preocupaba era que no traía ninguna identificación conmigo, lo que muy probablemente necesitaría al querer ingresar al edificio donde tendría la entrevista. Estaba esperanzado en que hoy siendo 30 de junio me entregaran una de las tarjetas de débito que tramitaron en contabilidad para depositar mi sueldo. Después me enteré que no, -que si me pagaron, bien pagado- pero estaba en la tarjeta que dejé en la casa. Así que todo se resumía a como era en un principio: sin identificación oficial y con solo $20 pesitos en la bolsa.

Mi cita era a las 4, un poco retirado de la oficina, así que a las 2.30 pm ya estaba en el metro, pero como tenía tiempo de sobra esperé que el metro y los vagones se “desasolvaran” un poco para poder ir ya más tranquilo. Aproveché para comer algunas migajas que tenía en mi portafolio, unas semillas y frutos secos que había comprado en Oxxo el día anterior, me fue suficiente para soportar el hambre y concentrarme en cómo llegar a la entrevista.

Bueno total que después de 40 minutos en metro, caminar por el subsuelo y hacer 3 cambios de línea, llegué hasta donde debía partir, nuevamente en bus hacia la ubicación del edificio de IDC. Por suerte el transporte que tomé era un RTP de los viejitos, y sólo me cobró 2 pesos, de ahí casi pierdo mi parada, sino es porque pregunté en el momento justo, de no ser así estaría aún más perdido y más mojado.  Una vez abajo del bus, a caminar y preguntar…y el “chipi chipi” que no da tregua, los pies ya los sentía húmedos y fríos, aunque en general no estaba empapado. Preguntando y caminando, regresando y preguntando hasta que por fin encontré el sitio señalado.

Ahora mi mente se ocupada de formular la excusa o el diálogo con la gente de recepción del edificio, para que me permitiesen pasar sin yo poder entregarles una identificación oficial, -Te dejo mi teléfono- era una de mis posibles respuestas.
Pero como todo ejecutivo de paraguas sin abrir, siendo que era la hora de comida y muchas de las personas que ahí laboran estaban fumando o recogiendo comida que habían pedido, aproveché el bullicio, miré donde estaban los elevadores y me dirigí hacía ellos, sabiendo que mi destino era el piso 11. El guardia de seguridad me vio entrar a mí y a otros cuantos más, pero todos vestidos de traje y seguramente pensó que todos éramos ejecutivos que ahí trabajaban y fue así como logré burlar la de seguridad. Casi lloro cuando vi que la oficina de a un lado de a donde me dirigía, es la de Nintendo de México.

Pero bueno, tuve mi entrevista, pedí un vaso de agua, que luego fueron dos. Me aplicaron dos exámenes que no estuvieron mal, la verdad que estuvo entretenida esta forma de evaluar, lo cual creo que tendré un buen resultado y pasaré a la segunda etapa. Si llego a tener un resultado negativo y no me vuelven a llamar culparé a que no había comido más que unas pasas, nueces y cacahuates y ya tenía un poco de dolor de cabeza ahh y también culparía a la lluvia y al metro.

Salí del edificio a las 5.15 más o menos, no sin que la chica de RH me pidiera mi pase de entrada, por lo que tuve que confesar que había burlado la seguridad ya que no tenía documentos de identidad conmigo y pues nada. Estuve caminando alrededor de 20 minutos hasta que por fin después de caminar, preguntar y mojarme encontré el camino de vuelta a casa.

Otro  autobús, otra vez parado todo el recorrido, después bajar y cambiar a otro autobús. Maldito tráfico, llegué a casa a las 7.20 pm, mojado, después de casi 2 horas de viajar de pie en autobús  y sin comer y con un capital restante de: 9.50 pesos.

Bueno, sobreviví a la ciudad con solo 20 pesos.#FUAAA

2 comentarios:

  1. He disfrutado mucho esta entrada. De verdad me transmitiste tu frustración por estos días tan singulares en la ciudad. Menos mal que son vacaciones y regresé a mi pueblo. Morí con el FUA jaja, pero espero que sigas teniendo esa "fuerza" mientras duren las lluvias xD
    Suerte en tu entrevista, saludos n.n

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  2. Te iba a decir chillón, pero sí te levantaste con el píe izquierdo ese día Manny...

    Pues nada, qué te digo, el metro en estos días es el último transporte que tomaría, prefiero irme caminando, aunque me moje. El metro apesta, aplasta y apendeja.

    Espero que pases (o ya hayas pasado) a la segunda etapa de la entrevista, de menos, por la odisea que te aventaste.

    PD. Amas el DF, acéptalo.

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